Ismaíl Kadaré, hijo de un pueblo pequeño de lengua difícil, ha logrado con su obra abundante y original, no sólo trascender con su literatura las fronteras de su país, sino hacer que ese mismo país muestre al mundo algunas de sus caras más ocultas. Renovador y cumbre de las letras albanesas, Kadaré hunde sus raíces literarias en la rica tradición oral de su pueblo y en los mitos del mundo antiguo, a los que ha logrado adjudicar nueva significación en el mundo contemporáneo. Su copiosa producción novelística todavía abierta, reconstruye las claves de la historia de su pueblo, al tiempo que indaga, a imitación de los clásicos, en las trágicas relaciones de los hombres con el destino a través de los tiempos, particularmente de los artistas con el poder. la originaldiad y vigor de sus sujetos literarios, la capacidad de transfiguración de que hace gala, casi como un mago, para dar carta de naturaleza a las facetas ocultas de las cosas y de los mundos, han contribuido a la universalidad de la obra de Kadaré -traducida a la práctica totalidad de los idiomas cultos-, sin haber rozado nunca el cosmopolitismo ni someterse a las modas en boga
Narrador, ensayista y poeta, Kadaré utiliza toda suerte de técnicas literarias y las somete a su personal voluntad para fabricar universos que, nacidos en los estrechos territorios de Albania, adquieren la facultad de inundar los espacios de la imaginación en todas las latitudes e idiomas. Es por eso que, pese a las barreras de su extraña y minoritaria lengua materna, la obra de Ismaíl Kadaré ha conquistado un lugar destacado en las letras europeas del siglo XX.
Ramón Sánchez Lizarralde